El viaje empieza por despegar.

El avión adquiere velocidad hasta que las leyes físicas, con toda naturalidad, lo levantan del suelo. No hay esfuerzo, hay aceleración.

Ha sido ahora, al despegar desde Gerona hacia Londres cuando me ha venido la idea. Voy a empezar a escribir un libro.

La idea me ha venido de forma instantánea al ver cómo la sombra del avión se hacía pequeña y difuminada por encima de las carreteras.

Al ver disminuir el tamaño del espacio conocido, al tomar distancia, las ideas se han hecho claras sin esfuerzo.

Ahora mismo sobrevuelo los Pirineos nevados, estoy más arriba que cualquiera que suba por la montaña. Estoy cómodo, disfrutando, abierto y dispuesto a acoger las sorpresas que me esperan en este viaje improvisado.

No tenía el plan de empezar a escribir, pero ha surgido y sigo el hilo del movimiento. Sin bloquear, sin analizar, simplemente fluyendo desde la perspectiva que te da sobrevolar la vida.

Viajar da esta distancia que te conecta con el espacio de tu poder esencial. Fluir es usar con inteligencia las leyes naturales para superar, por ejemplo, la ley de la gravedad.

El humor es esencial para superar la ley de la gravedad. Fluir aumenta el sentido del humor, la apertura al momento presente, la comprensión de lo que es esencial y te lleva a un espacio de poder.

El espacio en el que se puede hacer sin esfuerzo.

Un día apunté en mi pizarra «Business Flow», y la idea me entusiasmó. Era la expresión que en ese instante explicaba mi visión de los negocios, mi visión de la vida.

Fue a partir e ese instante cuando tomé consciencia de que esa palabra, «fluir», explicaba claramente mi forma de dirigir el negocio. Fue al identificarlo que me di cuenta de que podía ayudar a otros a transformar su forma de hacer negocios para compartir la eficacia y así cumplir mi propia misión profesional.

Mi misión es ayudar a profesionales y empresarios a tener más libertad. Para hacerlo, hasta el momento, me he centrado en ayudarles a montar un negocio digital que genere fuentes de beneficios y felicidad automáticas.

Pero hoy siento que puedo ir más allá.

Trabajar menos, ganar más… estas han sido mis premisas. Premisas que ahora han cambiado.

No un cambio radical, sino un cambio sutil que transforma la experiencia en resultados. El cambio es tan sutil como la diferencia entre subir a un autobús o subir a un avión. Siempre es subir a un vehículo, pero los resultados y la sensación son diferentes.

El autobús tiene una lógica simple y ancestral. El poder de la rueda, la gestión del día a día, curva tras curva te puede llevar muy lejos pero siempre desde las leyes del asfalto.

El poder del avión juega con otras reglas. Fluye en el aire y te transporta a miles de kilómetros a toda velocidad. El resultado es diferente. Cuando vuelas, la sensación también es diferente; ves las carreteras con perspectiva, tienes más claridad, la lógica del asfalto desaparece. Fluyes.

Sin fluir no hay vuelo.

La evolución me ha llevado a identificar con más precisión mis premisas. Hoy la palabra que me guía es «fluir», esta es mi nueva premisa. Ganar más y trabajar menos no importan desde el fluir. Son resultados lógicos de fluir en los negocios, pero ya no me centro en ellos.

Fluir es mirar más allá de los resultados. Es una actitud de presente. Una forma de estar y de hacer.

Con este texto quiero compartir mi experiencia con la intención de ayudarte a volar más allá de tu realidad actual. Quiero que fluyas en la vida y en los negocios, y estoy seguro que desde este estado, alcanzarás resultados más allá de los límites que imaginas.

A las 11:45h desde el vuelo KWLN2R de Gerona a Londres, el día 12 de marzo del 2014 durante la luna creciente.

 

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